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Daniel Díaz nació en Bogotá en 1990, desde los nueve años practica deporte y es un estandarte de la selección colombiana de baloncesto en silla de ruedas, fue un jugador clave en la clasificación del combinado nacional a los Juegos Paralímpicos Tokio 2020, tiene amplia experiencia jugando en Europa y ha convertido su vida en la historia de un campeón.
Aunque a los tres meses de haber nacido perdió su pierna derecha, esto no lo detuvo y gracias a la motivación de su familia y las ganas de cumplir sus sueños, comenzó la historia de un referente.
Cuenta con un gran recorrido en el deporte paralímpico, pues comenzó a los nueve años y su disciplina era la para natación, entrenaba día a día para poder surgir en este deporte y cuando pensaba que ese iba a ser su destino, a los 16 años, una llamada de su mejor amigo Rodney Hawkings, cambió por completo todo lo que tenía planificado para su vida.
“Después de muchas competencias de natación, tuve un problema con un entrenador y ahí me llamo mi mejor amigo Rodney, que juega baloncesto y es mi hermano, me dijo: ‘ven a jugar baloncesto a ver qué tal te va’. Fui, jugué y lo tomé como un hobbie, pero terminé viviendo de esto”.
“Dani”, como le dicen sus amigos, entrena todos los días para ser el mejor, le gusta la competencia y sabe que para conseguir sus logros tiene que trabajar, “ser mejor, superarse cada día porque sé que los rivales están entrenando, un día que no entrene es un día en el que ellos me van a ganar”, con esa mentalidad de ganador sale a competir en todos sus partidos y busca siempre mejorar para aportar a su equipo.
Baloncesto en silla de ruedas es un deporte emocionante, escuchar a los jugadores chocar sus sillas para quitarse el balón y verlos competir eriza la piel, Daniel lo sabe, por eso siempre trata de motivar a las personas a que lo vean, “atrévanse a conocerlo, la gente que lo ve una vez se engancha, le gusta esto y le emociona todo lo que hacemos”.
Su motivación está en su pequeño hijo, que con casi dos años de nacido se convirtió en el motor que lo impulsa a seguir adelante y cumplir todos sus sueños.
Jugar en Europa ha cambiado su perspectiva y a donde sea que llegue a competir, le gusta aportar y que el equipo sea una familia, “ yo creo que cada quien tiene que hacer un papel y si uno falla fallamos todos, yo los incito a todos a entrenar, a que cada uno haga lo suyo en cada región, para que después al juntarnos solo sea hacer lo que nos gusta, así todo es más fácil”.
Daniel es un deportista integral, que no piensa en obtener logros individuales, solo estar con su equipo, su segunda familia, divertirse y hacer lo que le gusta, porque lo que hace a los deportistas imPARAbles no es su discapacidad, sino la pasión y disciplina que los lleva a divertirse practicando el deporte que sea, en la situación que sea.
Para finalizar, Daniel envía un mensaje a todos los colombianos que se detienen ante las dificultades, “la vida sigue, punto. Y uno tiene muchas cosas bonitas por hacer, mensajes que llevar y alegrías para tener, el deporte le deja a uno medallas, amigos, tristezas, alegrías, esa siempre va a ser una salida”.
Ahora, Daniel Díaz se prepara para un exigente reto: Tokio 2020, año en el que todos los sueños de esta constelación de atletas imPARAbles, se hará realidad.
