Por: Ana Cardoso para la Revista imPARAbles
Entrenadora
Mi nombre es Ana Cardoso, nací en São Paulo, Brasil, en 1972. Desde muy pequeña me ha apasionado el deporte y esa ha sido mi motivación para lograr grandes cosas. Me considero una mujer con carácter, disciplina y amor por lo que hace; esto me gusta transmitirlo en todo lo que hago.
En 2007 terminé mi carrera en Facultades Integradas de Santo André (FEFISA). Educación física es mi profesión y ha sido mi mayor reto, porque siempre he buscado capacitarme y profesionalizarme, porque considero que en este medio hay que buscar la excelencia en cada aspecto, tanto los jugadores como los profesionales envueltos en el proceso del alto rendimiento.
Venir a Colombia ha marcado mi carrera y mi vida; ha sido todo un proceso: Aprender el idioma, acostumbrarme a la cultura y poder combinar mis raíces y pensamientos con los de un país que, como Brasil, es alegre y soñador.
Cuando acepté ser la seleccionadora de los hombres de baloncesto en silla de ruedas lo hice porque quise que Colombia volviera a lo más alto del podio en este deporte, no solo en el país sino en el escenario mundial, porque vi en los jugadores potencial para fortalecernos y consolidarnos como una potencia de América del Sur, al nivel de Argentina y Brasil, nuestras referencias deportivas en el continente.
Al llegar encontré unos jugadores impresionantes, que me emocionaban con solo verlos, pero había que impregnarles algo más, cambiar su mentalidad, sus métodos de entrenamiento y preparación y, sobre todo, consolidar un proceso, basado en la disciplina táctica y la confianza en las cualidades de los deportistas.
Conocí un buen grupo cuando estábamos a diez días de comenzar una competencia, la Copa América 2017, y por eso hubo un momento en el que pensé que las cosas serían muy difíciles. Por fortuna, aún con el poco contacto que tuve con los atletas, logramos sinergia, confianza y respeto.
Recuerdo muy bien esa competición, quedamos en el séptimo lugar. La Copa nos dejó a todos la sensación de que se podía lograr un buen trabajo. El proceso era interesante porque muchos atletas tenían experiencia jugando en el exterior. Ahí me di cuenta de que la fórmula era guiar esa experticia y llevarla a los prospectos deportivos que jugaban en ligas locales, así se formaría una base que más tarde conseguiría triunfos importantes.
También sabía que el proceso no sería fácil. Tenía la presión de demostrar toda esta experiencia y la oportunidad llegaría en el Sudamericano de Perú. Ahí fue donde vi realmente de lo que éramos capaces; los encuentros fueron intensos y al final, quedamos de terceros, recortando la diferencia de puntos con respecto a Brasil y Argentina.
La estrategia a partir de ahí fue mucho más clara: ir paso a paso, buscando que los deportistas recobraran la confianza, disfrutaran cada juego y entrenaran con dedicación y amor.
En este punto comenzó el 2019. El reto era mucho más grande, teníamos por delante los Parapanamericanos de Lima y la obligación era con nosotros mismos. De aquí nació una gran emoción y un sentimiento de realización. Cada vez que lo recuerdo veo una película de lucha y sacrificio que se viene dando desde 2017, imagen que estará en mi memoria siempre.
Llegó el Bronce. Derrotar a Argentina y un cupo directo a Juegos Paralímpicos de Tokio, fue el resultado de un hermoso proceso que da sus frutos y nos pone a punto para competir en grande. El sábado 31 de agosto quedará marcado en nuestro proceso por siempre, con el gran logro de los jugadores, que dejaron todo en la cancha para vencer a Argentina, un gran rival que siempre pone las cosas difíciles para cualquier contrincante. Pero estos soñadores tenían ganas y sueños por cumplir, que al final nos dieron una alegría que significó mucho más que un metal.
Para mí es maravilloso poder fortalecer el rol de una mujer en el ámbito deportivo, más cuando se es parte de los triunfos de un grupo. En un continente como América del Sur es muy valioso cuando una mujer consigue todos estos logros, porque el triunfo de una es la victoria de todas. Poder romper los estigmas y estereotipos es lo más valioso, además de combinarlo con la pasión, el amor y el conocimiento, que ayudan a cambiar tu entorno y poder ser mejor dentro y fuera de la cancha.
En este grupo podrán ver una familia que trabaja para conseguir las victorias y se frustra cuando las cosas van mal, pero no porque no se puedan hacer sino porque hay ganas y trabajo para poner a gozar a un país. Después de siete años volvemos a estar en unos Juegos Paralímpicos, Tokio 2020; la competencia será dura y los resultados valdrán la pena, por eso quédense con nosotros que lo mejor está por llegar.